Análisis de Obras de Periodismo de Investigación
¿Quién mató a Rosendo?
Este trabajo de análisis de obras de periodismo de
investigación nos permite acercarnos al pionero de este género, Rodolfo Walsh. ¨¿Quién
mató a Rosendo?¨ es una de sus obras más renombradas, donde el estilo
narrativo nos permite entender la historia de un caso policial y político
durante la etapa de mayor ¨ebullición¨ del sindicalismo en la Argentina.
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uizá la historia del hecho en sí, nos demuestra cómo trabajar en los
casos de periodismo de investigación, resulta interesante a medida que
transcurre la lectura del libro, como vivía el sindicalismo los momentos más
difíciles a partir de 1955. Las luchas para conseguir lo que hoy disfruta cada
trabajador, el poder que corrompe y compra, las cúpulas sindicales que tranzan
y callan y un sinfín de etc que en muchos casos terminaron callando, matando y
desapareciendo la voz combativa de muchos obreros.
¿Quién mato a Rosendo? Fue inicialmente una serie de notas publicadas en
un semanario de la Confederación General del Trabajo (CGT), el órgano mayor del
sindicalismo argentino.
La primer edición del libro data de 1969 realizada por Editorial Tiempo
Contemporáneo en Buenos Aires.
Esta es la 15° edición, publicada en 2015, que en 160 páginas relata el
hecho y está dividida en tres partes, donde nos describe los personajes, la
evidencia y finalmente analiza la cúpula del gremialismo y saca sus
conclusiones.
En la nota preliminar, Walsh[1]
describe ¨La publicitada carrera de
los dirigentes gremiales cuyo arquetipo es Vandor tiene su contrafigura en la
lucha desgarradora que durante más de una década han librado en la sombra
centenares de militantes obreros. A ellos, a su memoria, a su promesa, debe
este libro más de la mitad de su existencia¨.
En la primer parte, describe los personajes que participaron del hecho.
Para ello recurrió al testimonio de los protagonistas, amigos, compañeros de
trabajo y familiares. En otros casos, notas periodísticas que hablan del
personaje.
Cada capítulo va encadenando los hechos, para poder describir cómo
ocurrieron los momentos claves de la masacre esa noche del incidente que le
costara la vida a Rosendo Garcia[2]
junto a dos sindicalistas más.
La Real, confiteria donde ocurrió el hecho.
Para entender el incidente donde supuestamente se enfrentaron dos bandos
del sindicalismo, deberíamos remontarnos a como fue naciendo el movimiento
obrero en nuestro país.
Las primeras fábricas comenzaron a producir hacia finales del siglo XIX.
Con la llegada de inmigrantes a principios de 1900, también vinieron ideas
revolucionarias desde Europa. Después de la primera guerra mundial, el
Socialismo era una herramienta para luchar contra la burguesía, más aun,
marxistas y anarquistas traían ideas que impactarían en las masas obreras y que
les permitirían ganar algunas conquistas sociales a costa de cárcel y muerte.
Con la llegada de Perón al poder, muchas de esas conquistas se fueron
cristalizando, y el movimiento obrero se fue organizando hasta lograr tener
poder para pelear ante la patronal sus derechos adquiridos.
Así nacieron los gremios.
Las industrias estaban en su apogeo de producción, y la metalúrgica era
una de las principales productoras.
A medida que avanzaban con la producción, el incremento de obreros era
exponencial. Esto hizo que el sindicato metalúrgico fuera el principal gremio
de argentina.
Las bases eran socialistas, pero la cúpula peronista.
A partir de ese mecanismo, fue creciendo el sindicalismo en la Argentina,
inclusive hasta nuestros días.
Para Walsh, escribir las notas en el semanario de la CGT le trajo muchas
objeciones, sobre todo de ciertos intelectuales del peronismo. Temían que la
denuncia contra un sector sindical fuese instrumentada por el régimen contra
todo el movimiento obrero. No estaban tan equivocados, cinco días después del
hecho, el periódico La Prensa había publicado una editorial titulado ¨Entre
Ellos¨, que emanaba ese odio penetrante hacia la clase obrera. Una serie de
editoriales posteriores entre 1966 y 1968 mostraban la inquietud del diario
ante el estancamiento de la causa judicial y que no se encontraran a los
culpables. Eso preocupaba a Walsh, pues temía coincidir con el periódico!
Los hechos posteriores lograron disipar esas dudas. Las investigaciones
que Walsh realizara, permitieron entender la posición del periódico, y su sed
de justicia quedara archivada. Cuando entendieron que ¨El entre Ellos¨
implicaba otros actores como la policía, jueces, el régimen entero, el asunto
volvió al archivo.
¿Todo ocurrió por casualidad? Para Rodolfo Walsh la circunstancias
lograron activar todos los factores o casi todos los que configuran el
vandorismo: la organización gansteril, el macartismo (¨son todos trotskistas¨),
el oportunismo literal que permite eliminar del propio bando al caudillo en
ascenso, la impunidad en la negociación en cada uno de los niveles del régimen,
el silencio del grupo solo quebrado por conflictos de intereses, aprovechar la
circunstancia para eliminar a la fracción sindical adversa, y sobre todo la
identidad del grupo atacado, compuesto por militantes de base.
En ese contexto, el asesinato de Blajaquis y Zalazar, adquieren singular
coherencia con los despidos de activistas de las fábricas metalúrgicas
concretados entre la UOM y las cámaras empresarias. Así el vandorismo muestra
su verdadera faceta como instrumento de la oligarquía.
Los hechos
En la reconstrucción de los hechos Walsh contó con la ayuda de los
sobrevivientes Francisco Alonso, Nicolás
Granato, Raimundo y Rolando Villaflor, y de su abogado defensor
Norberto Liffschitz. Cuando comenzó la investigación, ésta era en simultáneo
con las notas que aparecieron en el semanario del gremio. Todavía no se sabía
quiénes eran los ocho protagonistas fantasmas que ni la policía ni el juez
lograron identificar.
De los dos
bandos, en la mesa de los ¨troskistas¨se encontraban Blajaquis, Zalazar, los
hermanos Villaflor, Granato y Alonso.
El mozo
Antonio González calculó que eran ocho o nueve personas las que entraron en La
Real a las once y media de la noche, sin contar “uno que se ubicó en forma
separada”.
Juntó tres
mesas a lo largo del salón familiar y recogió el pedido de coñac y whisky importado
que llamó la atención no sólo a González, sino al patrón Hevia e incluso al mozo
Oscar Díaz, por ser “poco frecuente”.
Solamente
el parroquiano solitario, sentado junto al ventanal de Sarmiento, rechazó el convite
de los notables, y pidió, modestamente, un vaso de moscato y dos porciones de muzzarella.
Se llamaba Acha, le decían “Hacha Brava” y su misión aparente era cuidar la puerta.
Parecida
función, cerca de la entrada de Mitre, cumplían tres hombres más a quienes los
mozos no relacionaron con el grupo vandorista. Eran Luis Costa, también llamado
“Arnold”, guardaespaldas que empezó su carrera en Mataderos al servicio del
dirigente Carrasco:
Tiqui Añón (o Agnon), del secretariado de la UOM, y un metalúrgico de San Nicolás,
Juan Ramón Rodríguez, que estaba de paso en Buenos Aires.
El
despliegue protector, que reflejaba las aprensiones del dirigente metalúrgico,
se repetía en su propia mesa. A su derecha, en la cabecera, estaba Armando
Cabo, un hombre de la vieja guardia metalúrgica, héroe de la Resistencia, ahora
dilapidado por las transacciones
y el alcohol; a su izquierda, un guardaespaldas: Raúl Valdés; seguían Juan Taborda,
chofer de Vandor; el asesor del gremio metalúrgico, Emilio Barreiro, y otro hombre que
figuró en la Resistencia: José Petraca. Frente a ellos se ubicaron Norberto Imbelloni,
delegado de Siam Automotores, con licencia gremial; Rosendo García y Nicolás Gerardi,
prosecretario del bloque justicialista de diputados de la provincia.
Salvo
Barreiro, Imbelloni y Gerardi y la mesa de los ¨troskistas¨, los demás estaban
todos armados.
Luego de
un clima enrarecido por las miradas y los gestos, José Petraca del bando
Vandorista encendió la mecha insultando a alguien de la otra mesa y comenzó la
agresión a golpes de puño, sillazos y devino en una balacera. En esa
circunstancia son abatidos sin ofrecer resistencia, Blajaquis, Zalazar del
bando opositor y Rosendo Garcia del propio bando.
Blajaquis de anteojos, uno de los masacrados.
Luego de
analizar los testimonios y las pericias policiales que figuraban en el
expediente, Walsh concluye que no hubo enfrentamiento entre los bandos. Que
todos los proyectiles partieron de la misma zona y que la bala que mata a
Rosendo Garcia es la de su propio bando. Más aún, todos los caminos conducen al
mismo origen: Vandor.
¿Quién era Rosendo Garcia?
Rosendo Garcia nació y vivió en Avellaneda en el seno de una familia
radical. Estudió de noche en el Colegio Mariano Moreno de Lanús porque
trabajaba desde los 10 años de edad junto a su padre.
El 17 de octubre de 1945 un muy joven Rosendo García fue a Plaza de Mayo
para ver y oir “al coronel”. Ese día marcó para siempre la vida de aquel
muchacho honesto y trabajador.
En 1952, ingresó a la empresa Siam como operario en refrigeración
comercial.Tiempo después fue elegido delegado. En 1954 durante una huelga
metalúrgica que duró 45 días, Rosendo García, peronista, fue apresado
por activista, lo encerraron en la cárcel de Olmos. En 1955, fue raptado por
comandos civiles que luego de picanearlo lo dejaron tirado en un camino de
Monte Chingolo. Por ser peronista y sindicalista de nuestra UOM vivió con
captura policial desde enero de 1959 hasta 1962.
Durante ese mayo de 1966 se vivían tiempos turbulentos en nuestra
patria, era presidente Arturo Illia, y ya se estaba gestando el golpe de
Onganía que ocurrió el 29 de junio de 1966. Ser un luchador sindical peronista
era sumamente arriesgado.
La prensa escrita dando cuenta de lo ocurrido.
Pocas horas antes de ser asesinado, Rosendo le brindó una entrevista al periodista
Bernardo Neustadt. Rescatamos este párrafo escrito por Neustadt ese fatídico 14
de mayo de 1966, cuando todos los titulares de los diarios publicaban la triste
noticia.
En la tarde gris de Avellaneda, el hollín de las
fábricas hizo huelga de dolor. Vandor se abrazó al cajón, y llorando fuerte,
con la voz mojada de lágrimas dijo: “No te olvidaremos, negro. Seguiremos
luchando como si estuvieras aquí. Porque estás aquí. ¿Sabés, negro?”
Y las flores que mandaron los gremios se
marchitaron de pena.
Rodolfo
Walsh nació en el 9 de enero de 1927 en Choele-Choele, provincia de Río Negro.
Con la publicación de su primer libro de relatos policiales Variaciones en rojo
en 1954, obtiene el Premio Municipal de la Literatura en Buenos Aires. El antes
y después, como él mismo definió en su autobiografía, llegaría cuando por
casualidad, mientras jugaba al ajedrez en un bar de La Plata, el periodista
escuchó la ya famosa frase “Hay un fusilado que vive”.
La historia de los fusilamientos en José León Suárez en septiembre de 1955 se convertiría en una obsesión para Walsh quien no tardaría en publicar Operación Masacre (1957). Unos años más tarde, otra investigación lo llevaría a entrar en el fondo del conflicto de la resistencia peronista y editaría, en el año 1969, ¿Quién mató a Rosendo? Cuatro años antes de su muerte, el periodista culminaría con la escritura de otro de los libros que, tiempo después, se convertirían en una lectura obligada para los argentinos: El caso Satanowsky.
Leoplán, Vea y Lea, Mayoría, Primera Plana, Panorama y el semanario de la CGT son algunas de las revistas en las que Walsh colaboró. Sin embargo, así como se preguntó Lafforgue la vida de Rodolfo no se limitaría a la escritura. Durante su primer viaje a Cuba, el periodista además de fundar una de las agencias de noticias más trasgresoras de la época, Prensa Latina, logró descifrar el mensaje clave que advertiría al gobierno castrista de la próxima invasión a la isla por Playa Girón.
La historia de los fusilamientos en José León Suárez en septiembre de 1955 se convertiría en una obsesión para Walsh quien no tardaría en publicar Operación Masacre (1957). Unos años más tarde, otra investigación lo llevaría a entrar en el fondo del conflicto de la resistencia peronista y editaría, en el año 1969, ¿Quién mató a Rosendo? Cuatro años antes de su muerte, el periodista culminaría con la escritura de otro de los libros que, tiempo después, se convertirían en una lectura obligada para los argentinos: El caso Satanowsky.
Leoplán, Vea y Lea, Mayoría, Primera Plana, Panorama y el semanario de la CGT son algunas de las revistas en las que Walsh colaboró. Sin embargo, así como se preguntó Lafforgue la vida de Rodolfo no se limitaría a la escritura. Durante su primer viaje a Cuba, el periodista además de fundar una de las agencias de noticias más trasgresoras de la época, Prensa Latina, logró descifrar el mensaje clave que advertiría al gobierno castrista de la próxima invasión a la isla por Playa Girón.
Rodolfo Walsh autor del libro.
Se incorporó a Montoneros en el año 1973 y compartió militancia con su hija Victoria, quien fue asesinada en un enfrentamiento. “En el tiempo transcurrido he reflexionada sobre esa muerte. Me he preguntado si mi hija, si todos los que mueren como ella, tenían otro camino. La respuesta brota desde lo más profundo de mi corazón y quiero que mis amigos la conozcan. Vicki pudo elegir otros caminos que eran distintos sin ser deshonrosos, pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más razonado. Su lúcida muerte es una síntesis de su corta, hermosa vida. No vivió para ella, vivió para otros, y esos otros son millones. Su muerte sí, su muerte fue gloriosamente suya, y en ese orgullo me afirmo y soy quien renace de ella”, escribió el propio Walsh en una carta a sus íntimos amigos.
El orgulloso destino de su hija, se repitió en él. Al cumplirse el
primer aniversario del último golpe militar, Rodolfo escribe una carta
denunciando las atrocidades cometidas por las Fuerzas Armadas Argentinas.
“Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales
guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún
juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los
procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría
de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el
fusilamiento sin juicio”, denuncia Walsh. Ningún medio la publicó. Un día
después, el periodista es capturado y trasladado a la ESMA. Hasta la fecha,
continúa desaparecido.
“Esto tampoco se olvidará”
En su
libro “Quién mató a Rosendo”, Walsh se refiere a las repercusiones de su
investigación y las compara con las que tuvo “Operación Masacre”. Al
concluir el texto, reflexionó sobre la impunidad que revestía al caso. Y
explicó claramente para quienes había escrito. Esas palabras pueden
transcribirse hoy para explicar cómo habría que escribir sobre su propia
muerte:
“Ese
silencio de arriba no importa demasiado. Tanto en aquella oportunidad como en
ésta me dirigí a los lectores de más abajo, a los más desconocidos. Aquello no
se olvidó y esto tampoco se olvidará”.
Fuentes consultadas
COLECCIÓN
LEJOS DE LA FAMA Y EL DINERO-Internet
http://elortiba.galeon.com
[1]
Rodolfo Walsh nació en 1927 en Choele Choel Rio Negro. Integra la lista de
desaparecidos durante la dictadura militar iniciada en 1976.
[2] Rosendo
Garcia era secretario general adjunto de la Unión Obrera Metalúrgica al momento
del asesinato.
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