Jueves 4 de octubre de 2018
El
fraile peregrino
Llegaron desde Córdoba las exequias de Fray Mamerto Esquiú,
que se exhiben en La Catedral de Nuestra Señora del Valle a partir del día de
hoy.
E
|
sa mañana de
mayo lo encontró al padre en su peregrinar en El Suncho, lugar árido del
sureste catamarqueño. Y la medicina aplicada no pudo sostener el ritmo de su
corazón. Fue su último viaje por los caminos polvorientos de una patria que se
debatía entre la tiranía y la libertad. No eligió donde nacer, y tampoco donde
morir. Fue de aquí y de todas partes, pero Catamarca lo entronó como hijo
sublime. Ejemplo de persistencia, entrega y humildad.
Hoy llegaron
sus exequias en un largo viaje desde la provincia de Córdoba, que lo tuvo como
Obispo. Su pueblo lo esperó a la vera del camino y contempló el paso del carro
y una larga caravana de vehículos lo acompaño hasta su Piedra Blanca que lo vio
crecer. Custodiaron su paso cientos de gauchos con sus caballos preparados con
sus mejores atuendos, estandartes al viento mostrando las agrupaciones que le
rendían homenaje.
Su paso
programado llegó con puntualidad a la iglesia San José y el Obispo Diocesano,
Luis Urbanc ofició la misa para luego seguir su paso final a la Catedral de
Catamarca, donde finalmente quedó la urna con parte de sus restos.
Nos
preguntábamos por qué no quedaban en su casa natal sus restos, y para
respondernos preguntamos entre sus fieles devotos.
La mayoría
coincidía en que les hubiera gustado que los restos queden en su lugar natal,
pero respetaban la decisión del obispado.
Quizás como
Mamerto Esquiú, que escuchaba al pueblo, si quienes nos gobiernan, fueran
coincidentes con este proceder tal vez las decisiones fueran de otra manera. Es
una cuestión de poder. Y el poder cuando no escucha, tiene el olor de la
tiranía.
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